Los grandes avances del conocimiento científico, la agricultura, la industria, la medicina y la organización social hicieron posible que la población creciera de forma considerable. Las maquinarias fueron sustituyendo poco a poco la mano de obra humana, aumentando lentamente el conocimiento y los medios para controlar las enfermedades. Así, a mediados del siglo XVIII la mortalidad empezó a disminuir sensiblemente en los países en proceso de industrialización. El fenómeno no fue evidente para estos países sino hasta mucho tiempo después, pero tuvo por resultado un crecimiento importantísimo de las poblaciones implicadas, crecimiento que no dejo de tener repercusiones. Un ejemplo de las repercusiones de estas transformaciones es la migración. La modernización del trabajo agrario reducía drásticamente la necesidad de trabajadores en el campo. Esto, aunado al desarrollo industrial que comienza, provoca una migración de población sin precedentes de las zonas agrarias a las industriales, donde no siempre existían puestos suficientes para todos los recién llegados. El hacinamiento y la explotación crearon una población “excelente”, a la que solo le quedaba organizarse como fuerza política, o pasar de la emigración interior a la emigración internacional, buscando un lugar donde vivir mejor fuera de sus países de origen. Los Estados no llegaron nunca a diagnosticar el rápido crecimiento como un problema e incluso las teorías económicas del momento consideraban necesaria la existencia de un excedente de mano de obra que permitiese mantener bajos los costos salariales. sábado, 22 de mayo de 2010
cambios demograficos y formas de control natal
Los grandes avances del conocimiento científico, la agricultura, la industria, la medicina y la organización social hicieron posible que la población creciera de forma considerable. Las maquinarias fueron sustituyendo poco a poco la mano de obra humana, aumentando lentamente el conocimiento y los medios para controlar las enfermedades. Así, a mediados del siglo XVIII la mortalidad empezó a disminuir sensiblemente en los países en proceso de industrialización. El fenómeno no fue evidente para estos países sino hasta mucho tiempo después, pero tuvo por resultado un crecimiento importantísimo de las poblaciones implicadas, crecimiento que no dejo de tener repercusiones. Un ejemplo de las repercusiones de estas transformaciones es la migración. La modernización del trabajo agrario reducía drásticamente la necesidad de trabajadores en el campo. Esto, aunado al desarrollo industrial que comienza, provoca una migración de población sin precedentes de las zonas agrarias a las industriales, donde no siempre existían puestos suficientes para todos los recién llegados. El hacinamiento y la explotación crearon una población “excelente”, a la que solo le quedaba organizarse como fuerza política, o pasar de la emigración interior a la emigración internacional, buscando un lugar donde vivir mejor fuera de sus países de origen. Los Estados no llegaron nunca a diagnosticar el rápido crecimiento como un problema e incluso las teorías económicas del momento consideraban necesaria la existencia de un excedente de mano de obra que permitiese mantener bajos los costos salariales.
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